lunes

¿A dónde fueron esos minutos en que te esperaba en el andén de la estación?


Sentado, con la mirada fija en la puerta que da a la calle, las manos en el regazo y los pies congelados, quieto, inmutable, mi mente se encuentra viajando kilómetros y años atrás, hasta esos momentos en los cuales mi piel estuvo mas cerca de ti que nunca antes, me encuentro hurgando entre los recuerdos que tengo contigo, tratando de recordar esa mirada verde olivo que tanto me hizo suspirar, ese aroma a cielo que salía de tu cuerpo al quitarte la ropa con caricias lentas, la sensación de tu cabello regado por mi cara, el tacto de tus pies fríos buscando el calor de los míos bajo la cobija, aquella imagen de un día de abril en el que caminabas hacia mi sonriendo, sabiendo que por esos momentos el mundo era nuestro y adquiría sentido gracias a nuestro amor, creyendo que siempre sería así… Recuerdo tu rostro a milímetros del mío, tu aliento en mi cara, tus manos apretando mi pecho, mis manos acariciando tus valles, cabalgando por tus montañas y depresiones, besándote, mordiendo tus pezones cuando hacíamos el amor y luego el abrazo eterno, que daba lugar a los únicos sueños compartidos que he tenido en mi vida, sueños donde volvíamos a desnudarnos, sueños en los cuales sentía de nuevo tu cabello sobre mi cara, veía tu mirada verde olivo, tus pies fríos apretados a los míos, te hacía el amor de nuevo y finalmente, luego de hacerte el amor volvía el abrazo eterno y aquella fantasía compartida, solíamos soñar dentro del sueño, en un eterno espiral de deleite mutuo… Y es que esos momentos eran tan intensos que de haberse prolongado más sin duda alguna habríamos mutado a una especie de ser andrógeno, uno en dos, los dos en uno…

Hoy día, no puedo evitar preguntarme ¿Qué ha sido del tiempo que perdimos mientras estuvimos juntos?, ¿A dónde fueron esos minutos en que te esperaba en el andén de la estación?, ¿Los podré recuperar algún día? Y me gusta pensar que ese tiempo que perdimos, me gusta pensar que el tiempo que perdemos ahora no es más que la acumulación de todos los momentos futuros en que vamos a estar el uno sin el otro, me gusta pensar que los estamos gastando en este momento, para en algún momento volver a estar juntos y abrazarnos eternamente, por siempre tus pies entre los míos, tu mirada reflejada en mis pupilas y tu cabello desparramado eternamente sobre mi rostro… Por ahora me refugio en mis recuerdos, me consuelo en mis sueños contigo, sé que aunque no estemos juntos nada me cuesta hallarte en la oscuridad de mis parpados cerrados, besarte, acariciarte… Volveré, cuando el ocaso sea mas naranja que nunca y la distancia entre nosotros se haya vuelto menor que la que hoy nos separa regresaré a materializar estos sueños, pienso darle un vuelco de 180 grados al horizonte entre los sueños y la realidad, para que así los sueños se materialicen y esta actual, fría e insensata realidad pase a ser solo una pesadilla de un tiempo lejano, tiempo en el cual tenía la mirada fija en la puerta que da a la calle, las manos en el regazo y los pies congelados…
A. Bolaños C.

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