jueves

Despertar


"Mientras más ignorante se es,
más feliz se vive,
pues se ignoran
las carencias de uno
y las dichas de
los demás"

Despertar, abrir los ojos, levantarse, cepillarse los dientes, comer, bañarse, vestirse, trabajar, cenar, desvestirse, dormir. Vivir anestesiado por la monotonía, por un entorno que conoces desde siempre, en el cual nada ha cambiado. Vivir simplemente por el hecho de respirar, dejar correr el tiempo y un día darte cuenta que la vida se pasó y que frente al espejo ya no eres el mismo. A veces suelo pensar que esa entorpecedora repetición del día a día nos evita despertar en medio de la dolorosa realidad, abrir los ojos y encontrarnos solos en medio de una habitación vacía y gris, en vez de eso, despertamos para irnos inmediatamente. Solo para no percatarnos de la solead que nos rodea. Pasar el día en la oficina bajo la luz de neón sin despegarte del computador siquiera un segundo para mirar por la ventana, es lo que evita el dolor de asomarte y observar el día soleado, ideal para pasarlo con alguien, jugando, leyendo un libro, riendo. Alguien que no tienes a tu lado, pero preferimos pudrirnos en nuestros escritorios y esperar la hora de llegar a casa a cenar tal vez ver la novela y dormir. Así nos vamos llenando de alegrías superfluas, compramos el último teléfono celular para que nos llene los espacios vacios después del almuerzo con su cámara de 5mp, vemos el futbol para identificarnos y disfrutar así por retruque del triunfo de otros. Comemos, comemos y comemos para llenar los espacios vacios que tenemos por dentro y luego sufrimos haciendo dieta para que la ansiedad acalle los gritos de nuestra alma solitaria. Ante tan lóbrega existencia ¿Qué podríamos hacer para arrancar de tajo la monotonía de nuestras pieles? Les tengo la respuesta: Múdense a otra ciudad a otro país si es posible.
Un nuevo aire les hará respirar las enmohecidas neuronas, tratar de entender la jerga del lugar y explicarle a los lugareños que significado tienen tus “extrañas” expresiones te mantendrá ocupado, al mismo tiempo que activará tus sentidos, comer los nuevos platos, despertar del soponcio eterno inducido por una dieta de arepas, caraotas y polar al que tenías sometido a tu paladar te hará redescubrir lo que se sentía de niño cuando cada comida era nueva y la probábamos con desconfianza. Un nuevo clima, más frío, más caliente, como sea pero distinto, te ayudará a estimular tu pellejo, a calibrar tu temperatura corporal para así estar en paz con la nueva capa térmica en la que vives, así como a renovar tu closet y por ende a cambiar tu aspecto. Nuevos sonidos, nueva música hará florecer un nuevo ritmo en tu cuerpo a la vez que te ejercitará el cerebro tratando de entender los cantos y la sabiduría popular que en ellos reside. Cada ciudad tiene su propia luz, una luz distinta, independientemente de que un día sea soleado y el otro nublado, siempre tiene una luz característica, para los que hemos vivido siempre en la misma urbe es un poco difícil acostumbrarse a ello, pero al hacerlo sentirán como salen de la ceguera que induce el ver siempre las mismas cosas y empiezan a disfrutar los pequeños detalles, a descubrir con cada mirada un nuevo universo. Despertar todos estos sentidos de su entumecimiento milenario te hará redescubrirte y sentirte alguien nuevo.
Pero de todas estas resurrecciones corporales a la que más cuidado hay que tenerle es a la resurrección del corazón. Descubrir una sonrisa nueva, una mirada encantadora, puede pasarte en cualquier lugar de tu nueva ciudad, tal vez mientras descubres nuevos sabores en un restaurant o mientras conoces la ciudad a bordo de un bus. Que tu alma se conecte con la de otra persona en un instante es una dicha o un peligro constante y del cual nadie está exento. En ese momento sentirás como las telarañas de tu corazón se desmoronan ante el calor de la nueva presencia, te sentirás tonto como no te sentías probablemente desde tu primer beso, te volverás tartamudo y a la fuerza aprenderás de nuevo a modular como te enseñaban en el kínder y tu cerebro trabajará a mil por hora solo para poder construir una frase inteligente y enganchadora para conocerla, volverás a ser ese tipo interesante, creativo, detallista, romántico, que una vez fuiste. En vez de pensar directamente en el sexo como te dicen que debes pensar como adulto que eres, soñarás con ese primer beso, con enredar tus manos en sus cabellos, con besarle los ojos, volverás a vivir y a cada respiro sentirás la fuerza de la vida corriendo por tu cuerpo. Pero ten cuidado, recuerda que un nuevo amor es tan volátil como una nueva ciudad que puede pasar de ser hospitalaria a desterrarte en un segundo. Tómalo con calma y no tan seriamente, disfruta los momentos junto a ella, cada abrazo, cada roce de manos, cada palabra de su boca y si en algún momento ya las cosas no funcionan o simplemente no era posibles desde el principio, despídete de ella con un beso y una flor y regresa a tu ciudad dispuesto a redescubrirla y redescubrirte día a día.

A. Bolaños C.

El mundo en tu mirada



Para Adriana, la del pintor y el presidente.

Si alguien, tal vez un viajero del tiempo o un mago inmortal, hubiera llegado a mí ayer y me hubiera dicho que hay una tierra en la cual los delfines vuelan, en la cual los arboles bailan y los libros cantan. Un mundo hecho de agua, un mundo hecho de alegría y que además que ese mundo completo cabe en el espacio que ocupa una canica. No le hubiera creído ni una sola palabra. Pero eso era ayer… Por los indescifrables caprichos del destino, ayer todo lo hice distinto, ayer abrí los ojos antes de despertar completamente y caminé por la casa aún sumido en mis sueños, ayer comí despacio como nunca lo hago y la comida me supo mejor, ayer sentí más frío en mis manos que nunca antes en el tiempo que tengo en Bogotá. Ayer no hizo sol. Ayer me quedé más tiempo en la oficina y no salí un poco más temprano como suelo hacerlo cuando hace mucho frío, ayer crucé más de dos palabras con el señor de sonrisa de niño que trabaja en el parqueadero como nunca lo hago.

Ayer salí a la calle y en vez de mirar el camino que se extendía frente a mí, pude ir más allá y mirar lejano, directamente al horizonte, caminé ligero, tomé agua fresca, miré a la gente directamente a los ojos, respiré profundo. Ayer escribí cualquier cosa que se me pasó por la cabeza por loca que resultara, bailé con energía, besé con pasión, amé lentamente, disfruté cada segundo, cada hora, cada momento, trabajé duro, hice lo que me gusta y lo hice bien. Ayer sembré un árbol, escribí un libro y tuve un hijo. Me reí de los chistes tontos, comí frutas, hice ejercicios, vi a los niños jugar y jugué con ellos, conversé con los amigos, escuché. Ayer tuve un perro y lo amé, escuché buena música, tomé vino, comí dulces, anduve con la frente en alto. Ayer me mojé con la lluvia de abril, vi una película en blanco y negro, lloré con ella, creí en el amor de Romeo y Julieta, nadé en el mar, pisé descalzo las hojas secas del otoño, respiré profundamente tres veces al despertarme en la mañana. Pinté un cuadro, pinté mentalmente, fui a París, fui al teatro, saboree un chocolate, grité en el orgasmo, divagué sin preocupaciones…

Y por eso te encontré.

Si alguien, tal vez un viajero interplanetario o un hada de otra dimensión, llegara a mi hoy y me dijera que existe otro mundo, en la cual las personas irradian luz de sol, en la cual las personas se entienden sin palabras, en la cual la muerte no es más que una ilusión, le diría que sí, que esa tierra existe y que es la misma tierra en la cual los delfines vuelan, los arboles bailan, los libros cantan, un mundo que está hecho de agua, un mundo de gozo y que además que ese mundo completo cabe en el espacio que ocupa una canica. Porque ese mundo lo conocí ayer cuando te vi y entendí que es este, nuestro mundo. Cuando miré tus ojos por vez primera entendí que los delfines vuelan bajo el mar y sobre él, cuándo saltan tocando el cielo. Los arboles bailan la canción que el viento les susurra al oído, los libros de cuna cantan tiernas canciones para dormir a los bebés, los libros de fantasía entonan baladas épicas para alentar a los valientes, este mundo está hecho de agua, hecho de vida y de alegría. En este mundo hay personas como tú que irradian luz de sol, en este mundo existen personas que se entienden más allá de las palabras, se entienden con una mirada, con una sonrisa a medias, como tú y yo, la muerte es una ilusión simplemente porque se desbarata ante el hecho de que te conozco de otra vida, mucho más allá de la muerte y todo este mundo, con sus delfines voladores, con sus árboles danzantes, libros cantantes, personas de sol, sin muerte y con alegría cabe en el espacio que ocupa una canica y lo sé porque lo vi en tus ojos, este mundo existe en tu mirada y anoche mientras estaba en ese bus lo descubrí.

Alfredo Bolaños C.

08/10/08

martes

Sueños de tí...

En esta oportunidad les presento algunos escritos cortos, breves, que puede esten a medio camino entre una historia real y un pensamiento fugaz...

A veces quiero volver sobre mis pasos.
A veces quiero volver sobre mis pasos, no retroceder, sino recorrer de nuevo el camino pasado, me gustaría hacerlo desde el punto de vista de un espectador, ver las lagrimas caer sin sentirlas sobre mis mejillas, escuchar las risas sin que me duelan los pómulos de tanto sonreír, quiero verme cuando imagino utopías, quiero verme con la mirada perdida en las estrellas y ser ajeno a los maravillosos mundos se crean en mi cabeza, producto de miles de Big Ban simultáneos, mundos que nacen y mueren a la velocidad de un suspiro, quiero verme y no entenderme, quiero pensar de mi que estoy loco, que tengo cara de gafo cuando miro al cielo raso con cara de que en vez del techo veo las estrellas, quiero verme desde los ojos de una tercera persona y burlarme de mi cuando muevo la cabeza escuchando música imaginaria y decirme a mí mismo que me veo ridículo. Pero no puedo, porque en mi cabeza, en mi loco mundo, en mis miles de universos imaginarios todo esto tiene sentido…
06/10/08 12:11 a.m.
Noches de arabia.
Al recordar esas noches las siento revivir bajo mi piel, siento que mi nariz percibe de nuevo los olores de aquella pasión que nos cercaba y nos unía cada vez más. A veces, en mis locas ocurrencias suelo llamar a esas noches “Las noches de arabia” y entre recuerdos que se mezclan con sueños les agrego cosas que no fueron y les quito cosas que si, no busco hacer mis recuerdos más perfectos, todo lo contrario, quiero quitarles la perfección. A ver si me explico, los momentos contigo no eran todos buenos, habían sus momentos malos, de tristeza, sin embargo, para mi eran perfectos, tu sonrisa, tus lagrimas, tus gritos, tus silencios, para mi eran perfectos… Cuando los recuerdo se me eriza la piel, esta piel que ya no es la misma que tocaras otrora y que desea conocer tu tacto.

06/10/08 1:29 a.m.
Sinfonía de tí.
Hay momentos en los que suelo recrear la unión de nuestras almas, por ejemplo cuando escribo…Todo comienza con un momento de intenso deseo, el mismo deseo que sentía cuando te veía salir desnuda del baño, con la piel erizada por el frío, despreocupada, ajena a mis miradas y sin embargo muy consciente de ellas; muchas veces mientras estoy sentado pensando, en mi cama, viendo una película, o en el bus camino a mi trabajo suelo sentir ese mismo deseo, es deseo por ti, es deseo por verte salir del baño desnuda, es deseo por ver tu piel a contraluz y ahí descubrir todos los bellos que se erizan con el frío de la habitación o que tal vez se erizan por mi mirada lasciva… En esos momentos, al sentir ese deseo que me atormenta al no tenerte, siento la necesidad de escribir, de escribirte, así, en la coyuntura de mi alma con mi cuerpo va creciendo ese deseo, vibra mi alma y esta a la vez estremece mi ser de puro anhelo, anhelo de sentirte de nuevo, anhelo de revivirte en mis líneas, en mis letras. Suavemente vago por mis ideas y es como tocar tu piel húmeda, en mi mente voy componiendo una sinfonía de palabras para adornar tu ausencia, sinfonía que si estuvieras aquí se traduciría en un mar de caricias pausadas, suaves, eternas. Eres sinfonía de piel, carne, resplandor y huesos. Eres melodía de ideas, letras, palabras y sueños.

23/09/10 11:12 a.m.
Caminando en el jardín.
Te miro de lejos. Con el sol primaveral tus ojos brillan, eternos, tu silueta se perfila perfecta contra el verde jardín, una mano resbala descuidadamente sobre las hierbas encantadas, roza una de ellas y esta muere de alegría al no poder creer su afortunado destino. Te observo caminar por el jardín, tan ajena mi presencia y a la vez tan consciente de ella. Tu cabello resplandece, brilla insolentemente y baila al ritmo de tus acompasados pasos, veo tus pies descalzos hundirse en la grama húmeda, tus tobillos tensarse y tus brazos balancearse. Estás bailando y bailas para mi, bailas una serena melodía, un ritmo de sol, una canción de lluvia. En el momento exacto en que un colibrí que va recogiendo tu dulce aroma esparcida sobre las flores cual néctar aletea, me transformo en rocío de lluvia, viajo cabalgando en el aire hasta ti, te recorro completa, beso tus pies y tomo tus manos, duermo mil años detrás de la articulación de tu rodilla y al despertar me baño en tus ojos, vivo en ti y bailo contigo, vibro a tu ritmo y mato contigo a las hierbas encantadas. Ahora bailo contigo en el jardín, ya no te miro de lejos…
09/09/08 3:49 a.m.
A. Bolaños C.

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