jueves

Tanto que contarte...

    
    Tengo tantas cosas que contarte… Como que ayer se coló una hoja por la ventana, era parda y acartonada, rígida, entró sin pedir permiso, montada en una brisa con olor a lluvia y se metió en medio de mi conversación con ese rayo de luz que a las 5 de la tarde me visita.

No te he dicho que al final de la tarde cuando la ciudad comienza a vestirse de noche, se encienden los faroles y su luz naranja dibuja círculos de nostalgia sobre el negro pavimento, yo suelo pensar en el dedo pequeño de tu pie.

Tengo tanto, tanto que contarte. Ayer vi morir una gota. Una gota como esas que le gustan a Cortázar, gorda, pastosa, lenta y provocadora. Se lanzó frente a mi cuando estaba a punto de lavar mi cara luego de llegar del trabajo, en el vacío que recorrió, su minúscula totalidad brilló y reflejó mi rostro inversamente, parecía que mientras la gota caía mi tonto rostro subía por su gordito cuerpo. Al final del vibrante vuelo, se estrelló en la cerámica azul cielo de mi lavamanos. Extraña metáfora venir a morir en un azul cielo mi cielo azul.

Tengo tanto que decirte. Tanto, que pudiera contarte lo triste y sin sentido que se ve el paisaje sin tu silueta interrumpiéndolo.
Podría explicarte cómo has descuadrado mi espacio personal, pues ahora cuando quiero contar un secreto, no estás tú a dos o tres pasos de mí, entonces si me impulso hacia adelante, buscando el pretexto de tu oreja para rozar mis labios en tu cuello mientras te cuento cualquier inútil historia , no te encuentro. Y te aseguro que el vacío no tiene tu sonrisa ni tu olor, no merece este cuento que escribo, esperando que llegues, te conectes y leas dos o tres líneas, de todo esto, lo mucho que tengo que decirte.

Tengo tanto que decirte que estoy aprendiendo a hablar con los perros, pues ellos hablan con la mirada y en una mirada caben exactamente 3 billones de palabras, 1400 olores y una flor, que debe ser jazmín, si no, puede ser una rosa, pero hay que restar 5 palabras para que quepa perfectamente. Cuando perfeccione mi lenguaje de miradas, además de preguntarle al viejo perro callejero de la esquina a cuántos indigentes ladró el jueves por la mañana, buscaré encontrarte, procuraré sea casualmente, tal vez en una escalera mecánica de algún atestado centro comercial o entre los anaqueles de la librería de moda y ahí, en una mirada, te lo diré todo. Espero sepas leer miradas.

Momentos que noto porque no estás…

A. Bolaños C.- @snooprave

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